Marcial Muñoz
El año de 1857 fue decisivo para el futuro del país. Tres años antes, los liberales se habían levantado en armas bajo el mando de Juan Álvarez. Con el triunfo de la Revolución de Ayutla se terminaron las innumerables apariciones de Antonio López de Santana como presidente de la República y con ello la oportunidad de los conservadores para continuar en el gobierno. Era un momento decisivo, los liberales tendrían que hacer algo trascendental, radical para acabar de una vez por todos con las aspiraciones de los conservadores. Esa acción fue la creación una nueva constitución para el país que declara a México república federal. La igualdad civil es el quid de la transformación, los privilegios de algunos sectores de la sociedad se terminaron y con ello el poder de la Iglesia. Por su parte los conservadores no podían tolerar tal atropello a sus ideales, tenían que reaccionar ante esa constitución impensable e inviable. Así que se aprestaron a combatir. El periodismo fue una de las trincheras más socorridas, la literatura, un arma.
José María Roa Bárcenas se colocó en esta trinchera en el dividido año de 1957, tomó la pluma como fusil y se lanzó al campo de batalla. Su novela “La quinta Modelo” fue una metralla que salió de su artillería contra el proyecto liberal, pues se publicó por entregas entre mayo y septiembre de ese año en el diario La Cruz. Esta obra se ambienta en los cuatro años a los que hemos hecho referencia, desde el regreso de los liberales al poder hasta el momento de aprobación de la nueva constitución. Un solo objetivo al escribir esta historia: vaticinar el fracaso liberal. Los recursos son: solo alguien que esté perturbado de sus funciones mentales puede creer en igualdad civil, en tales condiciones los llevará inevitablemente a la destrucción de la sociedad. (Parecen argumentos del siglo XXI). La novela es, entonces, en ensayo donde el autor ofrece reflexiones o evidencias para demostrar las tesis anteriores.
Para el lector moderno, La quinta modelo tiene más valor desde el punto de vista histórico que del literario, pues da testimonio de la batalla política de esa época. Por lo que hace a su quehacer como escritor, es de llamar la atención la sencillez de su redacción, no utiliza recursos rebuscados en la narración, ni en las descripciones, sino aquellos suficientes para mostrar lo que el autor se propone. Se podría decir que la técnica narrativa se parce más a la del cuento que a la de una novela. La historia se divide en dos: el regreso de Gaspar, personaje liberal exiliado durante los gobiernos conservadores, a México para participar en el congreso constituyente. En esta parte, el autor muestra las aspiraciones liberales a las que consideras aberrante, entre ellas el tipo de educación que debe tener el hijo de Gaspar, Enrique, la cual a la postre sería la causa de sus desventuras. La segunda es propiamente un cuento en el que narra los desvíos de la puesta en práctica de la ideología liberal. Gaspar decide, junto con su compadre Márquez, poner en práctica sus teorías en su propia finca con sus tierras y sus trabajadores. La primera decisión que tomó fue desterrar de la propiedad al cura que tradicionalmente asistía a la familia, la segunda, aislar a todo aquello que insinuara ser parte de la aristocracia, en una clara referencia al artículo 12[1]. Bárcenas identifica a la ideología liberal con los propósitos del socialismo utópico de Fourier y Saint-Simon , con este subterfugio hace parecer ridículas las metas de don Gaspar. En la medida en que avanza la obra se van multiplicando las problemáticas hasta llegar al clímax. Su propio compadre Márquez asesina a su hijo por un problema de juego, es el momento de la mayor degradación moral a la que conduce la mente desquiciada y trastornada de la ideología de la igualdad civil.
El desenlace es previsible, Gaspar se arrepiente de sus ideas y todo vuelve a la paz. Como ven, queridos lectores, Bárcenas aboga por lo que le ha resultado propio y se asusta ante un eminente cambio del que no sabe qué resultado tendrá.
Meses después de la última entrega de “La quinta modelo” en septiembre de 1857, los conservadores se levantaron en armas con el Plan de Tacubaya. Fue el inicio de la Guerra de los Tres años o de Reforma. El propio Bárcenas participó en ella. Como todos sabemos, el proyecto liberal finalmente se impuso en nuestro país, y por supuesto ninguno de los augurios del autor sucedió, en realidad, todo quedó en un modelo de quinta.
[1] “No hay, ni se reconocen en la República, títulos de nobleza, ni prerrogativas, ni honores hereditarios. Sólo el pueblo, legítimamente representado, puede decretar recompensas en honor de los que hayan prestado ó prestaren servicios eminentes á la patria ó á la humanidad”.